miércoles, 22 de mayo de 2019

BATMAN: BATMAN E HIJO


Era el año 2006 y Grant Morrison es encomendado por la gente de DC a hacerse cargo de la historia que va desde el número 655 al 658 de "Batman", historia en la que veremos cómo el Caballero Oscuro es forzado a hacerse cargo del hijo que tuvo con la otrora amante, Talia al Ghul, hija del líder de la Liga de los Asesinos, R'as.
Inspirado en "Batman: Hijo del Demonio" (1987) - aunque Morrison sostenga lo contrario - vemos que el retoño de Bruce y Talia es mucho más parecido a su madre - asesino, cruel, despiadado - que a su padre. Por ello, no le será nada fácil al millonario de Ciudad Gótica re-educar al joven Damian (coincidencia con el nombre del hijo de Satán en "La Profecía"?). Para colmos, Batman ha recientemente adoptado oficialmente a Tim Drake (Robin #3), lo cual aumentará el conflicto en la Mansión Wayne.
La historia se desarrolla en una, para variar, relativamente pacífica Ciudad Gótica. Éste, según Alfred, es un buen momento para que Batman sea menos Batman y más Bruce. Es así que nuestro playboy favorito (ok...también está Tony Stark) se va de vacaciones con el afán de darle más vuelo a su faceta de celebridad. Sin embargo, éstas no durarán mucho ya que alguien se hace con la fórmula del Dr. Kirk Langstrom y comienza a producir Man-Bats en serie. Sin mediar mucho tiempo, Batman volverá a vestir el traje para no sólo ir detrás de esta mente criminal - que resulta ser bastante conocida - y en el proceso llevar a su hijo por el camino de la rectitud.
Morrison abre otros sub-plots en el medio, como el del Fantasma - que básicamente sirve para mostrarnos la ilustrar un elemento de la personalidad de Damian - ; una del Joker y su continua reinvención como criminal - que creo no aporta mucho -; y la historia de amor entre Talia y Buce que no está suficientemente explotada desde la óptica del murciélago y sí más desde el rencor que ella le tiene. Por ahí lo más interesante pasa por los fantasmas, reales e imaginarios que Batman deberá enfrentar (cuando no?), y por la lucha de poder entre Tim y Damian.
El arte de Kubert es en general impecable, y la historia se hace entretenida aunque no sea de lo mejor que Morrison pueda ofrecer, ya que el tema de los falsos Batman queda sin resolver.







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